- Si está caducado: por poder, puedes tomártelo, pero no te quejes si no te hace efecto. Ya que vamos a sobrecargar al hígado sí o sí (los medicamentos se metabolizan ahí) mejor que nos haga efecto, ¿no? Si no, qué sobrecarga más tonta. Si está caducado, lo mejor es tirarlo al punto Sigre que encontrarás en todas las farmacias. Ese de la cruz verde.
- Cortar las pastillas: ya sé que algunas pastillas son como zepelines voladores pero hay determinadas pastillas que si las cortas se rompe la tecnología que tienen para liberar el contenido poco a poco. Estas pastillas se llaman de liberación prolongada y lo especifica siempre en la caja. Además, a menos que las pastillas estén ranuradas no sabemos a ciencia cierta la dosis que nos estamos tomando.
- No terminar los tratamientos: nos empezamos a encontrar bien y… ¡bye bye pastillas! Error. Terminar bien los tratamientos sobre todo es importante cuando tomamos antibióticos. Si dejamos de tomarlo antes de tiempo y hay alguna bacteria tonta haciendo de las suyas, va a infectar de nuevo y vuelta a empezar. Si en la caja vienen 30, aunque te parezcan muchos, termínatelos, anda. Hace unos años revisaron la posología de los antibióticos y se vio que, por ejemplo, los tratamientos con Augmentine mejoraban si en vez de 7 días eran 10.
- Abusar de los descongestivos nasales: queridos yonquis del Respibien, Utabón, Rhinospray y demás sprays este top 4 va por vosotros. ¿No os dais cuenta de que sin vuestro spray ya no respiráis bien? Vaya, vaya, cómo puede ser. Puede ser porque a partir del quinto día de usarlos se produce congestión de rebote. Estos espray funcionan muy bien para momentos puntuales de congestión máxima pero nada más.
- Tomar más dosis de la debida: Caballo grande ande o no ande. Esto en farmacia no se estila. No por tomar más dosis te vas a encontrar mejor o te va a hacer efecto antes. Un ejemplo que siempre pongo en la farmacia es el siguiente: una persona de 50 kg debería tomar paracetamol 500mg y una persona de 100kg debería tomar paracetamol de 1g. Parece que esto a los médicos a veces se les olvida y recetan unas dosis altísimas. Recuerda más de 4g al día de paracetamol ya son tóxicos para el hígado.
- Tomarse demasiado en serio los efectos adversos (después de haber leído el prospecto y no antes): Qué curioso que te duela la cabeza después de haber leído que te puede doler y no antes. Está claro que todos los medicamentos tienen dos caras, la buena y la “mala”. También es verdad que, gracias al avance de la ciencia, los efectos adversos cada vez se conocen mejor y son menores. Por lo tanto, si después de tomarte un medicamento te encuentras un poco raro es entonces cuando debes acudir al prospecto y no antes. La mente es muy potente e, igual que nos cura, nos puede hacer pasar malas jugadas y hacernos creer algo que no nos sucede.
¿Cuántos de estos errores cometes?
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