Lo primero que pregunto cuando alguien viene a la farmacia a por un jarabe para la tos es:
¿Qué tipo de tos tienes? ¿Con o sin moco?
Es SÚPER importante esta pregunta porque, en función de la tos, damos un jarabe u otro. Si damos un jarabe para la tos equivocada estamos perjudicando al paciente. Por ejemplo, si tienes una tos con mocos, productiva (con expectoración) y te tomas un jarabe de codeína vas a cortar la tos de raíz. Por lo tanto, los mocos se van a quedar atrapados formando un campamento perfecto para producir una futura infección. Al revés no es tan grave. En caso de tomar un expectorante para una tos seca, nos puede aliviar el picor de garganta, pero poco más.
No nos olvidemos que la codeína es un opioide (derivado de la morfina) y no es ninguna tontería. A dosis altas pueden aparecer nauseas, vómitos, estreñimiento (también se utiliza como antidiarreico), depresión respiratoria (cuidado), sequedad de boca y mucosas…
Por otro lado, podemos ver la codeína asociada con paracetamol o ibuprofeno potenciando su actividad analgésica. Solo se utiliza esta combinación para calmar el dolor no asociado a inflamación. Algunos ejemplos son el Cod-efferalgan o el conocido Zaldiar (paracetamol+tramadol). El tramadol es de la misma familia por lo que los efectos adversos son parecidos.
Para tos con moco utilizaremos jarabes expectorantes como Mucosan, Pectox, Bisolvon mucolítico, Grintuss…y para tos seca jarabes a base de dextrometorfano antes de recurrir a la codeína
Para calmar el dolor recurriremos al paracetamol en alternancia con antiinflamatorios antes que la codeína
One Comment
muy interesante